Los cambios forman parte de la vida. A veces los elegimos, buscando nuevas oportunidades o persiguiendo sueños. Otras veces, nos sorprenden y nos obligan a adaptarnos. Los cambios pueden ser emocionantes, pero también pueden traer consigo miedo, incertidumbre y resistencia. Sentirnos así es normal. Por eso, aprender a gestionar nuestras emociones en estas situaciones es clave para encontrar equilibrio y avanzar con confianza.
Recuerdo cuando decidí dejar mi trabajo después de 14 años. Era una decisión que había estado meditando durante meses, pero cuando llegó el momento de hacerlo real, sentí un torbellino de emociones. Dejaba atrás la seguridad de un sueldo fijo, la rutina conocida y compañeros y compañeras que se habían convertido en parte de mi vida. Al principio intenté convencerme de que todo estaría bien, pero el miedo a lo desconocido, la duda y la sensación de vacío no tardaron en aparecer. Fue en ese momento cuando comprendí que no podía ignorar lo que sentía; tenía que permitirme vivir esas emociones para poder seguir adelante con confianza.
Uno de los aprendizajes más valiosos que he tenido es que las emociones no son el enemigo, son mensajeras. Nos hablan de lo que necesitamos, de lo que valoramos y de lo que nos duele soltar. En lugar de luchar contra ellas, necesitamos darles espacio para ser reconocidas.
En momentos de cambio, es fácil querer pasar rápido la página y evitar el malestar. Pero el cambio, como decía Carl Rogers, es paradójico: «Cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar«. Aceptar nuestras emociones, por incómodas que sean, nos permite avanzar desde un lugar más auténtico.
✍️ Escribir tus pensamientos: A veces, poner en palabras lo que sentimos ayuda a aclarar lo que pasa por dentro. Una libreta puede convertirse en tu mejor aliada.
🌬️ Respiración consciente: Cuando el cambio nos sobrepasa, detenernos a respirar profundamente puede devolvernos al presente.
🚶♀️🚶 Mover el cuerpo: Caminar, estirarnos, bailar o simplemente salir a dar un paseo puede ayudarnos a soltar la tensión y sentirnos más en equilibrio.
💖 Hacer cosas que nos nutran: Leer un libro, escuchar música, cocinar algo rico o dedicar tiempo a un pasatiempo que disfrutemos nos ayuda a reconectar con el placer y el bienestar.
🥗 Cuidar nuestra alimentación: En momentos de cambio, es fácil descuidar lo que comemos, pero nuestro cuerpo también necesita energía y equilibrio para sostenernos emocionalmente.
🎨 Apoyarnos en el arte: Dibujar, pintar, bailar,escribir o cualquier forma de expresión creativa puede ser una vía para soltar lo que no sabemos decir con palabras.
🗣️ Hablar con alguien de confianza: Compartir lo que sentimos con otra persona nos ayuda a liberar emociones y a recordarnos que no estamos solos ni solas.
❤️ Aceptar lo que sentimos sin juzgarnos: Sentir miedo, tristeza o incertidumbre no significa que estemos fallando. Todo cambio conlleva un proceso, y darnos permiso para sentir es parte del camino.
Tengo muy presente mi viaje a Perú para hacer voluntariado con mujeres que se habían enfrentado situaciones difíciles. Mi intención era acompañarlas y compartir herramientas que les ayudaran a expresarse, pero pronto comprendí que este encuentro no era solo para dar, sino también para recibir. Su fuerza, sus historias y su manera de sostenerse entre ellas me dejaron una enseñanza invaluable.
En uno de los talleres, una mujer compartió cómo, durante años, había llevado su miedo y su dolor en silencio. Al poner en papel lo que sentía, las palabras cobraron peso y, sin poder contenerlo, rompió en llanto. No era la primera vez que hablaba de su historia, pero sí la primera en la que se permitía sentirla de esa manera. En ese instante, no solo expresó su dolor, sino que también encontró un espacio donde su voz era escuchada y sostenida.
Durante esos días, fui testigo de cómo, al compartir sus historias y sostenerse unas a otras, las mujeres encontraban nuevas formas de reconocerse y fortalecerse. A través de la escucha, el movimiento y la expresión, comenzaron a dar nombre a emociones que habían estado en un segundo plano por mucho tiempo. No era un proceso fácil, pero sí necesario. Al final del taller, una de ellas dijo: «Hoy me voy sintiendo más ligera, como si por fin pudiera respirar«. Sus palabras quedaron conmigo, recordándome lo valioso que es contar con espacios donde sentirse acompañada y permitirse sanar.
Estas experiencias muestran la importancia del apoyo mutuo y nos recuerdan que no tenemos que atravesar los momentos difíciles en soledad. Siempre hay caminos y herramientas que pueden ayudarnos a sostenernos unas a otras en el proceso.
Gestionar las emociones en momentos de cambio no significa tener todas las respuestas o no sentir miedo. Significa darnos el permiso para sentir y al mismo tiempo encontrar formas sanas de avanzar. Cada emoción, ya sea tristeza, alegría o incertidumbre, tiene algo que enseñarnos.
Así como la tormenta pasa y deja el cielo más claro, los cambios también pueden abrir nuevas oportunidades si nos damos el tiempo para vivirlos y aprender de ellos. Porque crecer no es evitar el dolor, sino atravesarlo con valentía y salir fortalecidos.
Los cambios nos desafían, pero también nos transforman. Permítete sentir, aprender y crecer. Al final, cada emoción es un paso más hacia la mejor versión de ti.